Agua Viva es un jardín de eventos ubicado en un amplio predio en Xochitepec, Morelos, contenido entre un monte y el río Cuentepec. El eje rector del proyecto arquitectónico fue la búsqueda de una estrecha relación entre la tectónica del monte, el río y los elementos preexistentes en el terreno.
Los edificios van surgiendo de la topografía, integrándose y segmentando los recorridos del jardín. Un primer volumen de piedra genera el umbral de acceso y alberga la vigilancia. Al cruzarlo los invitados se encuentran con un pequeño jardín-vestíbulo y un puente preexistente sobre el río dejando atrás la ruidosa carretera.
Cruzando el puente encontramos la recepción y más arriba, en el monte, la suite nupcial. Estos son pequeños y discretos volúmenes de piedra en el paisaje, girados para lograr diferentes vistas y privacidad.
Siguiendo el recorrido, vemos de frente un volumen ciego formado por muros de piedra que van brotando del lago principal conteniendo los volúmenes de servicios y vestíbulo. Los invitados dejan sus autos y cruzan el lago principal sobre un ligero deck flotado sobre el agua, que los lleva a un patio-vestíbulo dentro del volumen. Este es el tercer umbral, que los lleva a la explanada de eventos de un lado o al camino que lleva a la capilla hacia el otro.
La explanada de eventos es una serie de planchas de mármol contenidas entre el volumen principal, el monte, el río, el lago y los jardines. Desde éstas, el volumen principal luce distinto: los muros de piedra se muestran derruidos, dejando ver los volúmenes íntegros del interior que albergan servicios y patios arbolados.
Desde el vestíbulo, un muro de piedra preexistente, derruido y completamente cubierto de moneda, apunta directamente a la capilla. Este muro es herencia de una construcción anterior y del paso del tiempo donde la naturaleza se ha apoderado de la arquitectura: es la referencia espacial y conceptual del conjunto. El camino hacia la capilla se desarrolla entre el monte y los jardines de recepción que son una serie de senderos entreverados con islas de vegetación, delimitados por el río y una pequeña parte del lago.
Al fondo del terreno, próximo a la cañada, se desplanta la capilla: un elemento circular que reitera la idea de comunión, de vínculo. Lleva de manera radial las miradas al altar central y al espejo de agua, que refleja la fuga donde se funden el río y el monte. Al fondo, se alcanza a ver un amate amarillo, que protagoniza el primer plano de la vista. Alrededor del altar, sobre el espejo de agua, flota un puente concéntrico al trazo del edificio, permitiendo una circulación para coristas o fotógrafos. El edificio aprovecha la topografía del monte, generando la isóptica necesaria. Entre las bancas brotan árboles que ayudan a sombrear el evento. Reiterando la idea de relación con la naturaleza el edificio se enclava en el monte, logrando la tensión tectónico-arquitectónica.
Proyecto: tafcue + tescala
Obra: Constructora Cue y Cue
Etapa: construcción
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